En días pasados, la pianista e investigadora del cáncer Mei Rui, se dirigía a Nueva Jersey para continuar sus investigaciones sobre esta terrible enfermedad.
Durante el vuelo, hubo algunos tropiezos. Dificultades climatológicas impidieron el despegue oportuno del avión. Con la espera, todo el mundo empezó a inquietarse. Rui llevaba consigo a un niño pequeño, que también estaba inquieto. Ella decidió darle pecho por unos minutos para ayudarlo a relajarse y a descansar.
De inmediato, se hicieron presentes las azafatas de la aerolínea, quienes le indicaron que el niño debía estar en el asiento.
Rui solicitó se le dieran dos minutos más para acabar y sentar al niño, y así evitar que se pusiera a llorar y molestara a los demás pasajeros. De acuerdo con lo declarado en el Washington Post, Rui le dijo que “prometo que terminaré antes de que cierres la puerta del avión”. Cumpliendo con lo dicho, acabó en dos minutos y sentó al niño que empezó a llorar.
En ese momento, la tripulación se acercó a ella y le ordenó bajar el avión. Sin darle ninguna oportunidad, la bajaron y la guiaron hacia donde estaba la policía esperándola.
No se le dio la oportunidad de volver a tomar el vuelo. Ante su pregunta de por qué habían cometido semejante atrevimiento, ellos dijeron que “por desobediente”. Pero ¿cómo que desobediente si ella cumplió todo lo que le pidieron?
Rui denunció el hecho. No queda claro si ha sido racismo contra su persona, o si ha sido censura al acto natural de la lactancia, lo cierto es que la medida ha sido desproporcionada.
El caso ha tenido impacto en las redes y los demás pasajeros se han mostrado solidarios con Rui. Ante esta reacción, la aerolínea ha explicado que lo ha hecho por razones de seguridad y le ha devuelto el dinero a Rui.
¿Usted cree que esas fueron las razones reales? Comparta este artículo con sus amistades. No se pueden tolerar este tipo de abusos por parte de las aerolíneas.
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