En esta fase de la pandemia que vive el mundo, a muchas personas les gustaría ser como John Hollis, un estadounidense con anticuerpos inmunes al coronavirus, incluidas las nuevas cepas o variantes que están surgiendo.
El descubrimiento de los superanticuerpos de John empezó en julio de 2020, en una conversación con el doctor Lance Liotta, profesor de la Universidad George Mason, donde John trabaja en el área de las comunicaciones.
John le comentó al médico que vivía con una persona que contrajo el virus y tenía síntomas muy fuertes, pero que no le ocurrió nada a él. Fueron dos semanas aterradoras, con la esperanza de que él también se enfermara, pero no lo hizo. Pensó que era a penas suerte.
Lance Liotta es un investigador sobre formas de combatir el coronavirus, por lo que invitó a John a ofrecerse como voluntario para un estudio científico sobre el coronavirus en la universidad.
Después de haber estudiado sus anticuerpos, John descubrió que sí se infectó con la enfermedad, pero que su cuerpo había bloqueado el virus por completo, lo que incluía hacerlo permanentemente inmune, algo que ni siquiera las vacunas actuales pueden hacer. John describe este descubrimiento como una experiencia surrealista.
“Recolectamos la sangre de Hollis en diferentes momentos y ahora es una mina de oro para estudiar diferentes formas de atacar el virus”, contó el médico.
El médico explicó la diferencia entre los anticuerpos de John y los de otras personas. Lo común es que los anticuerpos que se desarrollan para combatir el virus atacan solo las proteínas de las espículas del coronavirus, que son esas formaciones espinosas en la superficie del virus, y que ayudan a infectar las células humanas, adhiriéndose o pegándose a estas.
Cuando los anticuerpos se adhieren a estas espículas, el virus no puede pegarse a las células y ahí el cuerpo eliminará la enfermedad. “El problema es que en una persona que entra en contacto con el virus por primera vez, el cuerpo tarda un tiempo en ser capaz de producir estos anticuerpos específicos, lo que permite que el virus se propague”, explicó el médico.
En el caso de John, es diferente. Sus anticuerpos no se adhieren solo a las espículas, sino a varias otras partes del virus. Por lo tanto, no tiene ninguna posibilidad de atacar al organismo.
Estos anticuerpos son tan potentes que matan a cualquier otra variante del coronavirus debido a esta forma más intensa de atacar al virus. “Podrías diluir sus anticuerpos de 1 a mil y todavía matarían el 99% de los virus”, explicó Lance.
John Hollis es una persona rara en ese sentido, mas sabe que hay otras personas con esta ventaja de los superanticuerpos. Él y otras personas con anticuerpos potentes están siendo estudiados con la esperanza de mejorar las vacunas contra la dolencia.
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