La erisipela es una afección inflamatoria que afecta a dos capas de la piel: la dermis y la panícula adiposa. La enfermedad involucra muchos vasos linfáticos y representa una forma superficial de la celulitis. El tratamiento para la erisipela se realiza, básicamente, con el uso de atibióticos, pero no únicamente.
¿Qué es?
Según la Sociedad Brasileña de Dermatología, la erisipela es más común en las extremidades inferiores de los pacientes de la tercera edad, fase en la que la circulación sanguínea ya no está completamente activa. Esto no significa que no pueda aparecer en otras regiones y en cualquier edad. Las personas con baja inmunidad, obesidad y mala circulación son las más susceptibles.
También según la Sociedad, este proceso inflamatorio está más relacionado con factores externos, como úlcera venosa crónica, picaduras de insectos, lesiones, manipulación inadecuado de las uñas y pie de atleta. Es a través de esta “puerta de entrada” que las bacterias se propagan, siendo la principal de ellas el Estreptococo betahemolítico del grupo A.
Los síntomas, muchas veces, empiezan con un malestar general, fatiga, fiebre y escalofríos. Estos suelen aparecer de repente, incluso antes de los signos de infección de la piel. El tratamiento para la erisipela debe realizarse lo antes posible, tan pronto como se noten otros síntomas como enrojecimiento de la piel, dolor, inflamación y aumento de la temperatura en el lugar.
Cómo tratar la erisipela
La base del tratamiento se realiza con antibióticos recetados por el especialista que diagnostica la enfermedad, en este caso puede ser el dermatólogo.
El antibiótico más utilizado es la procaína o la penicilina cristalina. Sin embargo, pueden elegir otros según la resistencia de la bacteria. Por ello, el seguimiento médico es esencial. Además de los medicamentos, es importante descansar, elevar la extremidad afectada e investigar y tratar qué organismo inició el proceso inflamatorio.
El médico también puede considerar necesario una cirugía menor para remover y drenar grandes áreas donde el tejido ya está muerto y tiene pus. En casos más graves como ampollas, piel oscura e incluso infección generalizada, es posible que el tratamiento deba realizarse en un hospital.
Estos casos más graves, llamados erisipela bullosa, son más comunes en pacientes con una inmunidad bajísima, como las personas con cáncer avanzado, diabéticos con VIH y descompensados. Esta puede evolucionar y llegar hasta el músculo.
El tratamiento para la erisipela es muy efectivo y debe llevarse hasta el último paso sin interrupciones.
Tratamiento casero para la erisipela
Junto con el tratamiento con antibióticos y con la autorización de tu médico, puedes probar algunos tratamientos caseros para la enfermedad.
El primero es hacer una compresa de enebro. Esta es una planta que tiene propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y antisépticas. Para hacerla, junta ½ litro de agua y 5 gramos de bayas de enebro. Deja hervir durante 15 minutos, cuela y guarda en el frigorífico para que se enfríe.
Cuando se enfríe, use una gasa para hacer la compresa sobre la región de la piel afectada. Si no sientes ninguna reacción adversa, repite 2 o 3 veces el proceso durante el día.
También puedes usar 2 cucharadas de bicarbonato de sodio mezclado con ½ litro de agua para lavar el lugar afectado.
Otro tratamiento casero se realiza con aceite de almendras. Mézclalo con otro aceite neutro, como el aceite de coco, y masajea la región 2 veces al día con suavidad.
Importante: Recuerda que los datos expuestos no sustituyen a la opinión de un profesional. Por lo tanto, antes de probar cualquier método casero, consulta con tu médico si es adecuado para tu caso.