No solo se trata de canas, arrugas y repentinas siestas, los cambios que el envejecimiento provoca en el cuerpo afectan todos los sistemas del organismo. Aunque los científicos no se ponen de acuerdo en torno a las causas del envejecimiento, se sabe por seguro que no hay manera de evitarlo. Sin embargo sí que hay formas de suavizar sus efectos.
La vejez es la etapa final de la vida, una entre muchas que ha atravesado la persona. Su conclusión es la muerte, algo inevitable que debe ser entendido y aceptado por la persona y por quienes la rodean. Si bien no se sabe qué viene después, sí sabemos cuáles cambios ocurren en la vejez y qué debe hacerse para sobrellevarlos.
Envejecimiento y cambios en el cuerpo
Aunque todas las funciones vitales se afectan con los años, hay algunas que resultan evidentes porque alteran la fisonomía y las capacidades de la persona. A continuación algunas de ellas.
Cambios en la visión
Los ojos son el primer órgano que envejece. A partir de los 45 años, el cristalino pierde elasticidad y surge la presbicia o dificultad para ver de cerca. Luego el cristalino va haciéndose progresivamente opaco y surge la catarata.
Tanto la presbicia como la catarata pueden ser operadas. La primera con la colocación de un lente intraocular bifocal y la segunda con la remoción de la película opaca sobre el cristalino. Para alargar la salud de los ojos hay que evitar el contacto con los rayos UV del sol, ya que su efecto es acumulativo.
Cambios en la piel
Con los años la piel se adelgaza, pierde firmeza, gana resequedad y manchas. Las arrugas son la marca distintiva de la vejez. La piel se hace flácida y cae por efecto de la gravedad. Cuando su regeneración pierde rapidez aparecen los síntomas descritos.
Sin embargo la salud de la piel es algo que puede y debe cuidarse desde la infancia. De esta manera acusará los achaques de la vejez de mejor forma. Hay que evitar la exposición al sol, el cigarrillo, la mala alimentación, la contaminación y la falta de sueño. La piel debe ser limpiada e hidratada con productos adecuados. Tratamientos como la exfoliación también mejoran la salud de la piel.
Cambios en el sueño
El envejecimiento altera los patrones de sueño. Muchas personas duermen menos o tienen la sensación de que el sueño se hace ligero. Algunos experimentan dificultad para conciliar el sueño o conseguir un sueño profundo. Frecuentemente despiertan de forma espontánea, porque tienen que orinar o por la incomodidad que generan enfermedades crónicas.
La alteración del sueño es inevitable, pero hay maneras de inducir un descanso reparador. Hay que evitar el consumo de estimulantes como el café o el tabaco. Un vaso de leche tibia antes de dormir puede tener un efecto sedante. El ejercicio moderado también puede ayudar. El consumo de fármacos somníferos debe ser supervisado por un médico.
El envejecimiento también produce cambios en los huesos, que se hacen más frágiles. En los músculos, reduciéndolos considerablemente. Afecta el oído, causando pérdida de audición, y la autorregulación de la temperatura corporal. También desmejora la capacidad del cerebro y absolutamente todas las funciones vitales.
Sin embargo, estos cambios pueden llevarse de mejor forma si se cuenta con información apropiada. Tener una buena vejez depende mucho de haber tenido una buena vida, haber gozado de buena salud y haber tomado precauciones antes de que fueran necesarias.
Una buena vejez depende también de una buena actitud. Entender lo que ocurre y aceptarlo, prepararse para enfrentarlo y hacerse acompañar de personas cercanas, hace que los achaques se lleven de mejor manera.
A continuación un video en el que un especialista explica que con el envejecimiento y cambios en el cuerpo se debe llevar una vida activa y positiva: