Muchas personas suelen creer que la depresión es un asunto de actitud, pero la verdad no es así. Claro que no toda forma de tristeza puede ser llamada “depresión”. Si una persona tiene razones para estar triste, como haber perdido una amistad o un novio, pues ha de cumplir su ciclo y superarlo en un tiempo específico.
Pero son muchas las veces en que una persona “vive” en estados de tristeza sin causa aparente y, cuando una tragedia se asoma a su vida, el cuadro empeora mucho más. ¿De qué se trata entonces la depresión?
La depresión: ¿qué es y qué la causa?
La depresión se trata de un trastorno cerebral severo que se manifiesta de manera constante por un ciclo relativamente prolongado o de formar permanente si no es tratada adecuadamente. En cualquier caso, afecta la vida cotidiana en todos sus aspectos. Entre los síntomas de la depresión se pueden contar:
- Sensación de tristeza o “vacío” existencial
- Dolores de cabeza, calambres o problemas digestivos
- Falta de motivación
- Desinterés en las actividades que normalmente son del gusto de la persona
- Cambios en los patrones del apetito (aumento o disminución)
- Cambios en el patrón de sueño (insomnio o somnolencia constante)
- Fatiga
- Desesperanza, irritabilidad, ansiedad o culpabilidad.
- Pensamientos de muerte o de suicidio
La depresión puede ser causada, de hecho, por factores genéticos, es decir, hereditarios. Se relaciona también con factores fisiológicos, como la baja o nula producción de serotonina, la hormona de la alegría. Enfermedades como la diabetes, la migraña, el hipertiroidismo, el síndrome de Cushing, la enfermedad de Adisson y la amenorrea hiperprolactinémica también inducen a la depresión.
Como hemos dicho, la depresión no puede equipararse a la tristeza porque una materia fue aplazada o porque es experimentada una pérdida. La tristeza es normal. La depresión no lo es. La depresión es un estado de malestar integral con el que se vive constantemente, e impide el adecuado desarrollo de la persona.
Un problema de salud mundial
La depresión ha sido tipificada ya como un trastorno mental-afectivo que incapacita a las personas para el desenvolvimiento de actividades cotidianas, tales como el trabajo, los estudios y el cuidado de la familia.
Hoy en día se sabe que un 20% de la población mundial sufre de depresión clínica, y este cuadro amenaza con aumentar para el año 2020, que está a la vuelta de la esquina. Esto significa que la depresión se está convirtiendo en una auténtica pandemia. La información ha sido difundida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ya se han encendido todas las alarmas.
La ignorancia como agravante
El asunto se hace difícil de tratar porque la sociedad no se abre a reconocer que es un problema de salud real y no ficticio. Cuando una persona se deprime, es común que escuche de alguien la expresión “¡Pero si tu vida es tan bella! ¿Por qué te vas a deprimir? ¡Más bien deberías dar gracias por todo lo que tienes!”. Expresiones como estas generan culpa y vergüenza, y empeoran el cuadro de la depresión porque ofrecen motivos a la tristeza.
Las personas no deciden sufrir de depresión. No se puede achacar la enfermedad a una mala actitud, aunque pueda haber personas que tengan mala actitud en la vida. La depresión es diagnosticada médicamente, y afecta la salud de forma orgánica y psíquica a la vez.
Para que una persona supere la depresión, debe contar con el apoyo del entorno familiar y social. Es fundamental que los seres queridos comprendan que la depresión es una enfermedad, con síntomas específicos y consecuencias graves. Necesario es que se informen con el médico o psiquiatra de confianza para que les dé orientaciones sobre cómo manejar la situación en casa o en el entorno laboral o escolar.
Si quiere conocer más de este trastorno, vea el siguiente vídeo de una especialista en el tema:
