Abby, una hermosa niña de tan sólo cuatro 4 de edad, tenía una vida normal, vivía y pasaba sus días con sus padres y hermanas. Era una niña muy alegre y divertida, pero lamentablemente antes de su cumpleaños número 5 empezó a presentar síntomas muy preocupantes que llevaron a sus padres a llevarla de emergencia al hospital, donde después de realizarle varios análisis determinaron que padecía de leucemia y sólo tenía un 20% de probabilidades de sobrevivir.
Los padres de Abby quedaron absolutamente devastados con la noticia, pero gracias a la fe nunca se dieron por vencidos, al igual que su pequeña guerrera, quien con una sonrisa se sometía todos los días a los fuertes tratamientos que debía realizarse, ya que su único deseo era estar sana.
A pesar de los difíciles tratamientos, Abby siempre se mantuvo llena de esperanza. Sus familiares estuvieron siempre junto a ella, ya que tenían mucho miedo de perderla.
Luego de varios meses de tratamiento y la realización de un trasplante de médula, los médicos tenían buenas noticias para todos. El tratamiento estaba haciendo efecto y Abby se encontraba fuera de peligro. La pequeña, ya de seis años volvió a la escuela y a sus actividades normales, las visitas a los hospitales pasaban a formar parte del recuerdo.
Tristemente, pocos meses después, el cuerpo de Abby empezó a rechazar el trasplante, sus órganos poco a poco dejaban de funcionar y nuevamente tuvo que ser trasladada a cuidados intensivos. Los médicos tuvieron la penosa tarea de informar a sus familiares que ya no había nada qué hacer, la vida de Abby estaba llegando a su fin.
Al enterarse de esto, los padres de Abby decidieron llevarla a la habitación para compartir sus últimos días con ella. A pesar de ello, no paraban de rezar ni de mantener la fe en Dios.
La niña todavía podía hablar, aunque con mucho esfuerzo. Llamaron a varios familiares para que se despidieran de ella mientras esperaban que cerrara los ojos. Para sorpresa de todos, Abby se aferró a la vida y susurró de forma muy clara: “Todavía tengo mucho por vivir”.
A partir de ese momento Abby empezó a recuperarse. ¡Es un milagro! gritaban los médicos. Poco a poco su organismo logró estabilizarse y fue recuperando fuerzas.
El milagro continúa hasta el día de hoy, los últimos exámenes que le realizaron esta vez sí indicaron que no quedaba ni una señal de cáncer en ella.
Abby sobrevivió dos veces al cáncer, hoy en día su ejemplo sirve como testimonio de fe.
A continuación puede ver el reportaje del caso de Abby (Inglés):