La vida es un misterio que aun muchos no podemos entender del todo. Por un lado, nos ofrece miles de bendiciones y nos llena de milagros, especialmente el milagro del amor fraterno, pero por el otro, hay personas tienen que sufrir cosas que nos negamos a aceptar, por lo tristes y dolorosas que son.
Este es el caso de Chen, un pequeño niño, originario de China, que a la edad de 5 años recibió un diagnóstico terrible: Chen tenía un tumor cerebral. Su madre, Zhou, impactada por la noticia, no pudo hacer más que luchar al lado de él día tras día.
El tumor fue creciendo, y a los 7 años del niño, ya era inminente que la esperanza se hacía a un lado. Así que los médicos tuvieron que hacerle una pregunta difícil, tanto a su madre, como al propio Chen: ¿estaban dispuestos a donar los órganos de Chen para salvar otra vida?
Sin duda, no es una pregunta fácil de responder. La primera reacción de ambos fue rechazar de plano la propuesta. Aceptar algo así era renunciar a toda esperanza.
Pero con el tiempo, otro hecho terrible sobrevino: su madre necesitaba un riñón, y el único compatible para ella era el de su hijo Chen. Cuando el niño se vio cansado de todo lo que estaba sufriendo y comprendió que ya no podía vivir mucho tiempo más, supo que podía salvar a su madre y ayudar a otros. Finalmente, pese a la negativa de Zhou, Chen decidió donar sus órganos.
El gesto de madurez de este chiquillo es, sin duda, digno de toda admiración. En el momento de peor sufrimiento, siempre asumido desde la perspectiva de un niño, hecho que no podemos olvidar, su corazón pudo abrirse para dar paso al gesto más generoso que pueda haber: dar la propia vida para salvar a alguien más.
Este chico resultó ser el salvador de tres personas: su madre, a quien le donó sus riñones, un joven de 27 años viviría gracias a su hígado, y una chica de 26 recibiría la vida de su segundo riñón.
Vea en este vídeo el testimonio de este ser de luz, que sin duda hoy debe ser un ángel del cielo:
