¿Conoces ese dolor agudo, que recuerda o parece una punzada en el costado del estómago, que se produce cuando estás corriendo o haciendo alguna actividad de velocidad? A esto se le llama dolor desviado. Descubre por qué ocurre y qué hacer para reducirlo y evitarlo.
Causas del dolor desviado
Este dolor suele surgir por dos motivos: agotamiento y respiración inadecuada. Solo aquí hay dos consejos importantes a los que debes prestar atención antes de comenzar a correr.
Dolor por agotamiento
El dolor desviado puede surgir si realiza una actividad física que va más allá de tu límite. Es bastante común que le ocurra a quienes son principiantes en el salir a correr, aún no han practicado, están saliendo de un estilo de vida sedentario y, por tanto, se cansan con mayor facilidad. El deseo de alcanzar rápidamente una meta de cambio en la forma física lo anima a correr más rápido, pero esto hace que aparezca el dolor.
Lo que pasa, más específicamente, es un desajuste entre la respiración y el trabajo que los músculos están haciendo actualmente. El músculo del diafragma, que se encuentra entre la cavidad torácica y la cavidad abdominal, sufre espasmos cuando tu respiración no coincide con el esfuerzo físico que estás realizando.
¿Qué hacer para evitarlo?
Bueno, si has tenido estos espasmos, significa que empezaste con mucha sed y has empezado a correr por el camino equivocado, sin prestar atención a tus límites. Entonces, lo ideal es dejar de hacer ejercicio de inmediato y esperar a que desaparezca el dolor.
Después de eso, busca una actividad física que sea acorde con tus límites en ese momento, evolucionando poco a poco. Tu respiración debe poder seguir el ritmo del desarrollo de tu desarrollo cardiovascular.
Dolor por respiración inadecuada
Aun cuando sigas el consejo anterior y comiences a ejercitarte más lentamente, respetando los límites de tu cuerpo y evolucionando los ejercicios poco a poco, puede aparecer el dolor desviado. No te equivoques, este le puede dar hasta a las personas más preparadas.
Lo que ocurre en este caso es que estás respirando superficialmente, por lo que el diafragma se mueve muy rápidamente. Esta acción muscular de contraerse y relajarse demasiado rápido puede causar espasmos musculares, incluidos los calambres.
¿Qué hacer para evitarlo?
Para evitarlo, presta más atención a tu respiración, intentando mantenerla en equilibrio con la velocidad de tus movimientos y evitando que sea superficial. Calentar bien antes de empezar el ejercicio es de gran ayuda para prevenir el dolor desviado.
¿Es posible hacerlo más rápido?
Entonces, si el espasmo en el diafragma ocurrió debido a los movimientos muy rápidos de contracción y relajación, lo que debes hacer es calmar el músculo.
Cuando comience el dolor, deja el ejercicio y vuelve a equilibrar la respiración. De pie, respira profunda y lentamente, aspirando la mayor cantidad de aire posible hacia el abdomen y la caja torácica (no infles el pecho).
En seguida, suelta el aire contrayendo fuertemente el abdomen, presionando ligeramente el sitio del dolor con los dedos. Repite este procedimiento hasta que se alivie el dolor, que puede ser necesario realizar 5 veces o más.
La idea es que en esta respiración uses solo tu abdomen y caja torácica, dejando tu diafragma relajado y descansando para recuperarte.