Es común escuchar el uso extendido de la palabra “té” para referir a cualquier bebida preparada a partir de agua caliente con hierbas aromáticas. Sin embargo, esto es un error, ya que el té es un tipo específico de infusión.
El té es una planta cuyo nombre en latín corresponde a Camellia sinensis. De sus variedades se extraen diversos sabores como el té verde, el té blanco, el oolong y el té rojo. Una de las características esenciales del té es que contiene cafeína, cosa que no ocurre con otro tipo de infusiones.
Dada la popularidad que alcanzó el té en cierto momento de la historia, por economía del lenguaje usamos la palabra “té” para referirnos a la infusión que se prepara con esta planta, pero solo esta infusión puede ser llamada así, es decir, solo podemos llamar té a las infusiones hechas a partir de las diversas variedades de Camellia sinensis. De resto, debemos hablar de infusión.
Se llama infusión a una bebida que se prepara con agua caliente recién hervida en la que se dejan destilando hierbas aromáticas de diferentes sabores y propiedades benéficas para la salud, lo cual incluye a la planta de té.
Beneficios de las infusiones
Además de su delicioso sabor, las infusiones cumplen una importante función en la salud del organismo, ya que traen innumerables beneficios, dependiendo de la planta con la que se prepare. Por ejemplo, hay infusiones de plantas como manzanilla, cáscara de limón, diente de león, romero, menta, jengibre, cedrón, lavanda, verbena, tomillo, jazmín, orégano y mucho más.
La mayor parte de las infusiones no contiene cafeína, lo cual es una diferencia fundamental con la infusión de té en cualquier de sus variedades, lo que quiere decir que el té es una bebida estimulante que proporciona:
- Control del apetito
- Alivio de quemaduras
- Control del colesterol
- Mejoramiento del sistema cardíaco
Si quiere conocer más sobre estas bebidas y, además, conocer la diferencia de las infusiones con la tizana, debe consultar el siguiente vídeo: