El culantrillo de pozo es una plantita muy delicada, de hojas pequeñas y finas, dispuestas en largas ramas como otros tipos de helechos. Como es una planta originaria de Brasil, se adapta muy bien a los diferentes climas de este país. No obstante, necesita algunos cuidados específicos para desarrollarse de manera saludable. Conoce cómo cuidar esta hermosa planta para que te ofrezca toda la belleza para la decoración de la casa.
Características generales del culantrillo de pozo
El nombre científico del culantrillo de pozo es Adiantum raddianum. Esta planta tiende a alcanzar unos 40 centímetros de altura, pero algunas variedades pueden superar los 70 centímetros. Su follaje es muy ornamental por su delicadeza.
Cuando es nueva, las hojas son de un verde muy claro y con el tiempo se oscurecen. Tiene una variedad que es variegata, o sea, con hojas verdes mezcladas con manchas blancas.
Uso medicinal del culantrillo de pozo
El culantrillo de pozo es una planta muy usada en la medicina popular. Esto significa que su uso debe hacerse con mucho cuidado, ya que cada organismo es único y puede reaccionar inesperadamente a las propiedades de la planta.
Además de ello, no se recomienda hacer un tratamiento casero sin antes consultar a un médico. En la medicina popular, esta planta se usaba como té o jarabe para tratar la tos, la gripe, la desintoxicación alcohólica, el cuidado del cuero cabelludo y otras finalidades.
Actúa contra el mal de ojo
También en la cultura popular, el culantrillo de pozo tiene la fama de proteger el hogar del mal de ojo. Se dice que cuando las hojas de la planta se marchitan es porque hay gente envidiosa en el ambiente.
Luminosidad
Como se trata de una planta que vive de forma natural en los bosques, protegida por plantas más grandes, no está acostumbrada a que le dé el sol de pleno. Entonces, lo ideal es mantenerla a media sombra, en un sitio donde tenga bastante luminosidad. Si quieres hacer la prueba, tu culantrillo de pozo puede incluso acostumbrarse a un poco de sol al día, temprano en la mañana o al final de la tarde, pero existe el riesgo de que se quemen las hojas.
Riegos
También por su hábitat natural, que son los bosques tropicales, a esta planta le gusta que la tierra esté siempre húmeda. Esto significa que debes regarla con frecuencia, siempre que notes que la superficie de la tierra está seca. Riega lo suficiente solo hasta que el agua comience a salir del fondo de la maceta.
Además del riego frecuente, en los días más calurosos del año puedes poner agua en un aspersor y mojar las hojas también. Hazlo a una distancia de unos 15 centímetros, ya que las hojas son delicadas e incluso el espray puede resultar agresivo para estas.
Tierra para plantar
A la hora de plantar o replantar tu culantrillo de pozo, decántate por una tierra vegetal mezclada con humus de lombriz o estiércol curtido para que el sustrato sea muy rico en materia orgánica. Para complementar, agrega un poco de arena de construcción o fibra de coco para hacer la mezcla más porosa y ligera, facilitando el enraizamiento.
Fertilizante
Para mantener bien alimentada tu planta, cada 2 o 3 meses puedes darle un abono más rico en nitrógeno.
Poda
Cuando notes que la planta tiene hojas más secas, puedes hacer una poda de limpieza, quitando estas hojas de la base para hacer que la planta quede más fuerte.
Reproducción
Como el culantrillo de pozo es un helecho, no da flores. Entonces, su forma natural de reproducción es a través de las esporas, que son pequeñas bolas amarronadas dispuestas en el dorso de las hojas.
A pesar de ello, este proceso natural es bastante lento. Si quieres tener nuevas plántulas, lo ideal es hacer la división de matas. Remueve toda la planta de la tierra y la separas en pequeñas plántulas, desde la raíz, cortando con un cuchillo. Luego replanta cada una.
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