Heberson Lima de Oliveira fue encarcelado injustamente y está luchando por una indemnización del Estado después de contraer el VIH en una violación en la cárcel. A él, que era solo uno más para las estadísticas, le robaron su juventud por un error de justicia. Conoce la historia.
Conoce la historia de Heberson
En 2003, Heberson fue arrestado por una presunta violación de una niña de 9 años. Este estuvo en prisión durante 3 años hasta ser liberado. Dentro de la cárcel y en una celda destinada a violadores, Heberson fue violado por unos 60 hombres y contrajo el virus del VIH.
El arresto de Heberson fue completamente errado. Él sólo consiguió aclarar su caso después de la visita de Ilmair Siqueira, defensora pública. Ella encontró varios errores en su proceso. Hubo contradicciones e información incoherentes.
Ilmair encontró datos que confirmaron que la historia que contó Heberson era la verdad. La descripción del acusado en el proceso no se parecía en nada a sus características. La justicia también cometió un error al mantenerlo 3 años en prisión sin juicio, cuando el período máximo para esto es de 90 días.
La defensora pública presentó una demanda contra el estado en 2011, casi 5 años después de la liberación de Heberson. Esta acción exigió una compensación de 170.000 reales por daños a los hijos de su cliente, Heberson. No obstante, el Estado consideró que este era un valor muy alto para el caso.
Entre idas y venidas en el proceso, desde el año 2016 el proceso está parado en el Supremo Tribunal de Justicia y Supremo Tribunal Federal. Lo peor de todo es que no se pronostica cuándo se establecerá el nuevo juicio para determinar si el Estado reparará el daño causado a Heberson.
Mientras que esto no sucede, Heberson hace planes para su vida. Él cuenta: “Regresé a la estudiar. Todavía no he podido terminar el segundo grado y ahora estoy en EJA (Educación de Jóvenes y Adultos). Necesito hacer esto por mí y mis hijos “. Y se mantiene firme: “Aún tengo la esperanza de que salga este dinero. Ni siquiera es para mí. Es para mis hijos. Quiero comprarles una casa de verdad. Viven con su madre en Mauazinho (un suburbio de Manaus) y ahí es un sitio muy peligroso. Se merecen algo mejor”.
El hombre, que ahora es portador el virus del VIH y oscila entre momentos tranquilos e incómodos por causa a su depresión, también se ha vuelto adicto a la pasta base de cocaína. “Mi salud ya no es la misma. Ya no tengo la misma fuerza de antes. Solo espero estar vivo para ver a mis hijos ser reparados”, dice.