Con tantas cosas que hacer en el día a día, detenerse unas horas para preparar la comida, desde cero, parece una pérdida de tiempo. Para solucionar este problema, la solución es tener todo listo o casi listo de antemano. Así, incluso cuando tengas que preparar la comida, se hará de una forma muy práctica y rápida.
1. Reserva un día de la semana para organizar el menú
Escoge el día de la semana en el que tengas algunas horas libres. Es ese día que organizarás el menú para los próximos días, dejando todo semi-listo para no tener trabajo en los días siguientes. El tiempo que pases en la cocina preparando todo dependerá del tipo de comida y de la cantidad que vayas a preparar.
2. Lavar y cortar las ensaladas crudas
Si te gusta comer hojas frescas, remolacha y zanahoria rallada, pepinos en rodajas y otras verduras crudas, deja todo preparado con anticipación. Lava muy bien las verduras y córtalas de la manera en que las comes, ya sea arrancando las hojas, rallando o cortando las demás verduras. No sazones, simplemente guarda cada tipo en frascos o bolsitas bien cerrados con cremalleras y déjalas en la nevera. Así que, a la hora de comer, tan solo debes condimentar.
3. Lava, escalda y corta los vegetales cocidos
Las verduras que se comen cocidas, como el brócoli, la coliflor y las judías verdes, primero se lavan, luego se cortan en trozos más pequeños y se hierven durante 3 minutos en agua hirviendo. A seguir, escurre, colócalas en un plato con hielo para interrumpir la cocción y congela en porciones para cada receta donde las acostumbras a usar.
4. Corta y separa la carne
Si consumes carne, compra la cantidad y variedad que comerás en la semana, y piensa más o menos en cómo piensas prepararla. Por ejemplo, separa la carne picada en porciones para cada receta, lo que da unos 250 gramos para una salsa que sirve de 3 a 4 personas.
Esta carne se puede usar en pasta, lasaña, ñoquis o en un salteado simple para acompañar con arroz, patatas o pollo. El mismo consejo sirve para cortar carne picada para otros platos, como el stroganoff.
Separa también los filetes enteros. De hecho, otro consejo: para los filetes, nunca los congeles en contacto directo entre sí. Incluso si las vas a poner en bolsas o frascos, sepáralos con láminas u hojas de plástico entre ellas para que puedas soltar con facilidad solo la cantidad que vas a consumir.
Si permanecen en contacto directo, solo se desprenderán cuando ya estén descongelados, y no es bueno descongelar algo y volver a congelar por el riesgo de contaminación por bacterias del ambiente.
5. Deja la carne cocida lista
Si te gusta la carne de olla, deja listo el plato, en mayor cantidad, y separa en porciones individuales para congelar. Puedes hacer lo mismo con las albóndigas, con o sin salsa. De esta manera, será mucho más fácil a la hora de decidir cuál será la comida, ya que las puedes servir con varios platos y ya estarán cocidas.
6. Cocina los frijoles
Arroz, frijoles, lentejas, garbanzos, todo esto se puede cocinar solo con el condimento básico, y sin dejarlo demasiado blando, para escurrir y congelar porciones, después. De hecho, los frijoles ya se pueden preparar por completo, si lo prefieres. Entonces, a penas tendrás que descongelar la cantidad de porciones que se consumirán en el día. Lentejas y garbanzos, como se pueden preparar de diferentes formas, puedes dejarlos para complementar el condimento según el plato que vayas a preparar para el día.
7. Lasañas y tortas
Los platos al horno son deliciosos y muy prácticos. Puedes hacer lasaña o tartas saladas y congelarlas enteras, en el refractario o en recipientes de esos metálicos que pueden ir al horno y ocupar menos espacio en el congelador. El día de comerla, a penas tendrás que hornear y disfrutar de la comida.