Los hijos deben obedecer a sus padres, esto es un hecho. Sin embargo, la obediencia no se debe enseñar fomentando la sumisión y el miedo. En el pasado, era común que los padres “educaran” a sus hijos sobre la base de azotes, tirones, gritos, castigos y amenazas.
Como resultado, el mundo está repleto de adultos con corazones llenos de rabia, baja autoestima, falta de empatía, dificultad para expresarse y mantener relaciones saludables.
Autoridad sin agresividad
Incluso si has pasado por esto y no crees que fue para tanto, porque no lo recuerdas tan bien, ciertamente no quieres que tu hijo pase por las situaciones humillantes por las que tu pasaste.
Si deseas tener una autoridad saludable en tu casa, debes ganarte el respeto y la admiración de tus hijos. Esto resultará en la crianza de adultos que son emocionalmente inteligentes, respetuosos, empáticos y animados a seguir su propio camino, sabiendo que han sido asesorados por los mejores mentores que podrían tener.
Carácter admirable
¿Cómo quieres que tus hijos te traten a ti y a las demás personas? Piensa en ello antes de dar malos ejemplos. Y recuerda que tus hijos están observando tu actitud, incluso cuando parece que no están cerca de ti.
Si quieres que tus hijos te vean como una autoridad digna de respeto y admiración, ten un carácter admirable en todas las situaciones de la vida. Sé justo, generoso, respetuoso y honesto con las personas, incluidos tus hijos.
Actitudes consistentes en la rutina
Otra forma importante de hacer que tus hijos respeten tu autoridad es mostrarles que en tu casa hay una rutina con reglas que deben seguirse y las consecuencias que se vendrán si no se siguen o se cumplen las reglas.
Esto, por supuesto, sin implicar agresión o agresividad. Tus hijos necesitan sentirse seguros en un hogar donde las cosas tienen una hora para ocurrir, todos tenéis tareas que hacer, puesto que trabajáis en conjunto por el bien de todos.
El amor y cariño nunca están en juego
Cuando tu hijo comete un error o hace una travesura, debe comprender que lo hizo mal. Mas, eso no significa que debas dejar de mostrarle amor y afecto en forma de palabras y actitudes.
Necesitas arreglar las cosas: “hijo, ven aquí, por favor. Necesitamos hablar sobre lo que hiciste y lo que no hiciste”. Tu amor y afecto nunca deben estar en juego cuando le enseñes una lección a tu hijo.
Honestidad y libertad de expresión
Los hijos comienzan a esconder cosas y a mentirles a sus padres cuando sienten que no hay honestidad en la relación familiar o cuando saben que su versión no será escuchada.
Si ocultas cosas a tu hijo, o si lo engañas, él no aceptará tu palabra. Si ni siquiera quieres escuchar su punto de vista sobre algo que hizo y sabe que estuvo mal, él no contará ni inventará una historia.
No pierdas esa autoridad. Sé honesto con tu hijo y escucha siempre lo que tiene que decir. Entonces, ayúdalo a comprender qué hizo mal y muéstrale qué camino esperas que siga la próxima vez.