Katy tenía semanas deseando ir a esa fiesta y pedirle el automóvil prestado a su madre, se había portado muy bien, había obtenido las mejores calificaciones, además la había ayudado en el hogar con las tareas domésticas, todo para obtener ese permiso tan anhelado. Su madre, muy orgullosa de ella por su esfuerzo no dudó en permitirle asistir a la fiesta y prestarle su automóvil, pero antes habló con ella.
“Hija bella, eres mi tesoro más preciado en este mundo, si te pasa algo no se que haría. Te pido mi amor que por favor no consumas alcohol, porque vas a manejar. Debes tener cuidado en la vía y tu capacidad de alerta debe estar al máximo, te lo digo por tu bien y el de las demás personas. Confío en tí, se que eres una joven muy responsable. Te amo mucho hija querida”
Katy asistió a la fiesta, se divirtió mucho, pero de forma responsable. Sabía que iba a manejar, por lo que no consumió ni una gota de alcohol. Antes de terminar la fiesta decidió ir a casa para no llegar tan tarde, pero jamás esperaría que ocurriera lo peor.
Camino a su casa, fue impactada con un automóvil descontrolado y a toda velocidad, manejado por un joven que había asistido a la misma fiesta pero sí había consumido alcohol. El joven manejaba una camioneta muy grande, por lo que logró sobrevivir. Katy murió, pero no de forma instantánea, tardó unos minutos en irse, tiempo suficiente para pensar en lo que habría querido decirle a su madre en una carta que no tuvo tiempo de escribir.
“Mami, me duele el alma de sólo pensar que debo dejarte. Quiero que sepas que te hice caso, hice exactamente lo que me dijiste, no consumí alcohol, jamás pondría tu auto ni mi vida en riesgo. Yo me porté bien mami te lo juro, salí temprano.Mis amigos me insistían en que tomara pero no lo hice. Me educaste bien, eres la mejor madre de este mundo.
Cuando salí de la fiesta, a pesar de tener mucha precaución, una camioneta a toda velocidad impactó contra mí, el joven que la manejaba estaba borracho mami ¡Yo no! no es justo.
Hay sangre por todos lados y creo que casi toda es mía. No quiero llorar, pero tengo mucho miedo, los médicos dicen que voy a morir.
No entiendo mamá, por qué la vida es tan injusta. Yo no tomé y moriré, en cambio el muchacho que me chocó estaba borracho y sobrevivirá. No entiendo de verdad, estoy muy triste, tengo mucho dolor.
Cuida a mi hermana, mi padre y por favor a tí misma. Siempre los amaré con todo mi corazón. No es tu culpa mamá, tu siempre hiciste lo mejor y siempre estuviste para mí. Te amo.
Los recordaré siempre como lo mejor de mi vida.
Pero nuevamente mami, no entiendo, ¿Si yo no tomé por qué debo morir?”
Lamentablemente, sabemos que en el mundo ocurren situaciones similares con mucha frecuencia. Un inocente paga por la irresponsabilidad de otro.
Le invitamos a ver el siguiente video, el cual forma parte de una campaña para crear conciencia vial:
¡Por favor comparta esta historia! Necesitamos tomar conciencia sobre la responsabilidad que debemos tener en el volante. Casos como este no deben seguir ocurriendo.