Liz Woodward era mesera en un café en Rt. 130 Diner. Estaba trabajando como de costumbre, en su horario habitual, cuando pasaron por la puerta dos bomberos, llamados Tim Young y Paul Hullings. Estos hombres pidieron que les sirvieran el café más fuerte que se pudiera preparar.
Por supuesto que su encargo llamó la atención. Pronto Liz comprendería que habían pedido un café bien cargado porque acababan de pasar doce horas tratando de apagar un incendio en la ciudad. Estaban, sencillamente, agotados, pero necesitaban recargar las energías y seguir adelante.
Conmovida, Liz decidió hacerse cargo del pago del desayuno, no sin antes dejarles una nota que decía:
¡Gracias! Hoy el desayuno va por mi cuenta. Gracias por todo lo que hacen, por servir a los demás y atreverse a meterse en aquellas situaciones donde todos prefieren huir. No importa su rol, ustedes son valientes, aguerridos y fuertes… ¡Gracias por ser atrevidos y valientes cada día! Impulsados por el fuego y llevados por la valentía. ¡Son un modelo ejemplar para todos! ¡Descansen un poco!
Los hombres quedaron sorprendidos y conmovidos, pues no todo el mundo es capaz de reconocer lo que estos servidores sacrifican por el bien común.
Tim posteó la nota en Facebook y le pidió a sus seguidores que pasaran siempre por el local para darle apoyo. Muy pronto los bomberos descubrieron que Liz tenía una campaña de GoFoundMe para comprarle a su padre una silla de ruedas, ya que había quedado paralizado tras sufrir un aneurisma. La meta era conseguir 17 mil dólares para comprar la silla.
Como agradecimiento a la deferencia que tuvo Liz con ellos, los bomberos apoyaron su campaña, y lograron reunir más de 80 mil dólares.
Ahora, la familia de Liz es mucho más grande: tiene dos miembros nuevos, los bomberos del Rt. 130 Diner. Y su padre, ya tiene movilidad.
¿No es sorprendente como la generosidad regresa a nosotros?
Mire en este vídeo lo que hacen las cadenas de favores: