Sarah es la madre de Connor, un niño que había nacido en la semana 27 del embarazo, debido al fallo de diversos órganos de su organismo, que pusieron en riesgo tanto la vida de ella como la del bebé.
La única manera que tenían de salvar a aquella criatura era, justamente, adelantar la cesárea, lo cual ya conllevaba por sí mismo otro riesgo. Al recibir al niño a este mundo, apenas pesaba alrededor de unos 900 gr, manos de un kilo, y era tan largo como la mano de un adulto.
La madre de Connor se mantuvo siempre atenta a su niño durante el tiempo en que estuvo en la incubadora, pero era sumamente preocupante él hecho de que el bebé, lejos de aumentar de peso, llegó a bajar casi 200 gramos. La alarma fue inmediata.
Entre tanto, silenciosamente, una enfermera cumplía su trabajo, pero le había llamado mucho la atención el sufrimiento de aquel pequeño y su angustiada madre. De manera que Gwenn -así se llamaba la enfermera-, se tomó algunas atribuciones más allá de lo debido.
Como si se tratara de una segunda madre, Gwenn se comprometió a cuidar de Connor de una manera especial. Llegó incluso al punto de elaborar unos trajecitos especiales para vestir al bebé en función de su realidad médica.
Finalmente, Connor superó este difícil proceso, y hoy cuenta ya con unos 4 años de edad. Agradecidos por lo que Gwenn hizo por ellos, los padres de Connor decidieron sorprenderla. Mire lo que hicieron en este vídeo:
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