Los bebés que vienen al mundo antes de las 37 semanas de gestación se considera que son prematuros. Estos no han pasado el tiempo mínimo que deberían dentro del vientre de la madre para formarse correctamente. Cierto es que, gracias a los avances en la medicina, el 80% de ellos sobrevive. Un claro ejemplo es Lyla, el bebé más prematuro que nació a las 21 semanas.
La mamá del bebé más prematuro habla por primera vez
La madre de Lyla ha decidido hablar y contar cómo le tuvo que suplicar a los médicos que reavivaran a su hija. Ésta nació a las 21 semanas de gestación en julio de 2014 y pesó unos 410 gramos.
Por suerte, los médicos accedieron a la petición, cosa que no es muy usual ya que diversos centros hospitalarios no recomiendan esta técnica en los bebés que nacen antes de las 22 semanas porque tienen muy poca probabilidad de vivir. De hecho, la pediatra que asistió a Courtney en el trabajo de parto le sugirió que no la resucitara.
Pero ya se sabe que el amor de una madre está por encima de todo y Courtney insistió para que reavivaran a su hija. Tras 4 años y ½ Lyla es una niña feliz, la cual ostenta el titulo del bebé más prematuro de todo el mundo que ha sobrevivido.
Una luchadora desde el inicio
La mamá de Lyla ha contado que sabía que su hija era una guerrera nata desde el principio. De hecho, tras 21 semanas y 4 días de embarazo, Courtney se sintió mal y cuando fue al baño y se agachó, su hija le sujetó el dedo. Tras esto, Lyla soltó un gemido y dejó de respirar.
Tras el difícil parto y la reanimación realizada por parte de los médicos, Lyla consiguió sobrevivir. Todo y que es una nena pequeña, su madre se siente muy orgullosa de haber luchado por ella. Es por eso que ha decidido contar la historia. Cabe destacar que la niña tiene un retraso en el habla. Éste parecer ser el único signo que le quedó del nacimiento tan prematuro que tuvo.
Durante los primeros meses de vida, Lyla permaneció 56 días con ventilación asistida. Fueron 2 los intentos de entubarla sin éxito, pero el tercero fue satisfactorio y tras eso le pusieron una cánula nasal. Es preciso tener en cuenta que durante el tiempo de incubadora, la nena se enfrentaba a la posibilidad de padecer enfermedades pulmonares crónicas y/o la ROP (retinopatía del prematuro), es decir, un mal desarrollo en los vasos sanguíneos de la retina.
El día del alta
126 largos días fueron los que necesitó el bebé más prematuro del mundo para poder dejar el hospital e irse a casa con sus padres. Tras ese tiempo, Lyla consiguió aumentar de peso hasta los 3 kilos y 700 gramos.
Después del alta, la nena tuvo un exhaustivo tratamiento médico. Al llegar a casa lo hizo con oxígeno. Asimismo, tuvo que volver al hospital 1 vez por semana durante los primeros años de vida. Así los médicos pudieron hacerle un seguimiento a su estado.
A pesar de ello, en el centro médico nunca más volvieron a internar a Lyla y de hecho poco a poco fueron eliminando los especialistas que la veía. No obstante, a día de hoy la niña se encuentra bien.
Es importante tener en cuenta que éste es un caso extraordinario ya que, por lo general, los bebés tan pequeños no sobreviven y en caso de hacerlo padecen serios problemas de salud.
Descubre lo que hizo una enfermera para calmar a un bebé prematuro.
Para finalizar, puedes conocer en el siguiente vídeo los mitos y verdades sobre los bebés prematuros.