En el mundo existen tres grandes problemas criminales, cuyos alcances son, literalmente, mortales y desesperanzadores el tráfico de drogas, el tráfico de armas y el tráfico de personas, muy especialmente, el de menores de edad.
Se estima de hecho que cada año, más de un millón de niños y jóvenes son secuestrados y forzados a actividades ilegales o criminales, tales como la explotación sexual en primer lugar, el enlistamiento en ejércitos de soldados mercenarios, la esclavitud laboral (mano de obra barata), la participación en delitos organizados, la mendicidad. Otro de los destinos de los pequeños secuestrados suele ser la venta en adopción.
Este problema es realmente de alcances aterradores, y no todos estamos conscientes de lo que ocurre. En cambio, no fue esto lo que le ocurrió a esta azafata, quien fue capaz de frutar un secuestro de una menor, gracias a que en el ejercicio de su profesión, supo estar atenta a los signos de la violencia.
La azafata se encontraba en un vuelo comercial, atendiendo a los pasajeros, cuando notó a una jovencita rubia con un aspecto descuidado, acompañada de un hombre mayor bien vestido. La muchacha no tendría más de 14 años, pero su mirada delataba que algo estaba ocurriendo. Al acercarse, el hombre se puso a la defensiva, cosa que llamó aún más la atención de la azafata.
Así, ella decidió ir al baño y dejar recursos para que la chica pudiera expresar lo que estaba pasando. Al salir, le hizo una señal a la pequeña para que se acercara al baño. Esta la comprendió, fue a la cabina, y escribió en un papel que había dejado la azafata la siguiente nota: “necesito ayuda”.
La azafata se comunicó de inmediato con el jefe de la tripulación, quien advirtió a las autoridades. Al aterrizar, la policía estaba esperando al sospechoso. En efecto, la joven de 14 años había sido secuestrada dos meses atrás, y el hombre la llevaba al último destino para venderla en el mercado de la explotación sexual.
Gracias a la azafata, esta joven pudo cambiar su suerte y recuperar su destino. Esta heroína de los aires se llama Sheila, y era el año 2001 cuando ocurrió esta escena. Hoy, Sheila y la chica siguen en contacto y se han hecho amigas.
Desde entonces, la azafata retirada Nancy Rivard, creó la organización Airline Ambassadors International en 2009, que brinda entrenamiento al personal de vuelo para detectar situaciones de tráfico humano.
Aunque la trata de personas sigue siendo una realidad, cada vez son más los casos en que las azafatas logran descubrir y desmantelar los secuestros. Mire este caso de la Argentina, en el que las azafatas lograron impedir el secuestro de tres mujeres: