Parece la trama de una película, pero sucedió en la vida real. Christopher Knight ha vivido solo durante casi 30 años, sin ningún contacto con la gente. De hecho, para no decir que nunca mantuvo el contacto con nadie, el ermitaño una vez le dijo “hola” a un excursionista que encontró en el bosque.
¿Alguna vez te has imaginado en esta situación? Casi 30 años sin hablar con nadie, ¿absolutamente nada? Porque no solo aguantó, sino que lo encontró extremadamente válido. Además de disfrutar del aislamiento, el silencio lo hizo sentirse integrado en todo. Conoce la historia
Un hombre se convierte en un ermitaño en los Estados Unidos
En 1986, el joven Christopher decidió que, en lugar de freír hamburguesas en Maine, donde vivía, se convertiría en un ermitaño. Tenía solo 20 años y se sentía en condiciones de enfrentar la vida solo. Literalmente solo.
Este dejó a su familia e invadió un bosque en medio de una zona rural. Abandonó su coche y tomó solo unos pocos suministros para sobrevivir, y anduvo aleatoriamente, decidido a encontrar un lugar para comenzar su nueva vida.
Entonces halló una minúscula grieta al lado de North Pond. Y ahí es donde instaló su casa hecha de lona y nailon. Estaba solo, inmerso en el silencio ensordecedor del bosque. No muy lejos, sin embargo, había un camping, que se convirtió en la excursión favorita.
Christopher tenía que caminar unos minutos para conseguir su comida diaria. Desde ropa, comida, combustible, botas y, por supuesto, libros. Para hacerlo, invadía y robaba estos artículos de las cabañas y centros comunitarios.
Fueron más de 1.000 hurtos los que hizo el ermitaño, que no pasaron desapercibidos. Después de varias quejas, la policía colocó una trampa y él cayó. De esa manera quedó atrapado en el acto y tuvo que relacionarse nuevamente.
¿Quién era?
Se le preguntó por qué estaba aislado del mundo, ya que podría ser sospechoso de asesinato u otros delitos. El ermitaño declaró que la presencia de otras personas lo incomoda. También se le preguntó si había cometido un delito para esconderse, y él dijo que no.
Lo sorprendente fue que creía que la soledad actuaba sobre él como una fuerza gravitacional, haciendo que todo su cuerpo estuviese más cómodo, lejos de otras personas.
Además de eso, se sentía conectado con todo el universo, las plantas, como si su cuerpo fuera una extensión de todo lo que lo rodeaba. Se sentía lleno, integrado y feliz, incluso sin hablar con otras personas.
En sus 27 años de soledad, leyó muchos libros robados, anduvo, contempló e hizo crucigramas. Pensó en todo y no pensó en nada, solo estar allí, integrado con el bosque.
Incluso en el frío Maine, no hizo fogatas para no llamar la atención. En cambio, se acostaba más temprano y se levantaba a las 3 en punto cuando hacía mucho frío. Luego se levantaba y caminaba para calentar su cuerpo.
La policía no tenía idea de que encontrarían un ermitaño por elección. Este ha sido arrestado y responderá a los hurtos, con siete años de detención.
