El caso ocurrió en Galicia, España, y fue divulgado por el periódico La Voz de Galicia. Doña Rogelia, una mujer de 85 años, había sido infectada con la covid-19 a fines de diciembre. Después de que sus síntomas empeoraron, fue trasladada a un centro de recuperación para ancianos.
Luego, en enero, la familia de doña Rogelia fue informada de su muerte, a causa de la enfermedad. El entierro estaba previsto para el día siguiente y el féretro ya estaba sellado, cosa que hizo que no se levantaran dudas de que en realidad era la anciana la que estaba en el interior.
Después de lamentar la pérdida de doña Rogelia durante 10 días, llegó la gran sorpresa: la anciana reapareció, viva y sana, para su familia.
Un doctor le dio la buena noticia al esposo de doña Rogelia, y la única explicación que dio fue que en los papeles de la paciente figuraba el nombre de otro anciano que también había sido trasladado a la misma clínica.