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Uno de sus gemelos nació con síndrome de Down. El médico le propuso darlo en adopción. Mire su reacción

Algunos médicos deberían pensar mejor su profesión

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En el mundo actual, la ideología de la autocomplacencia parece imponerse sobre cualquier cosa, por lo que incluso tener hijos pareciera que es una obligación para los planes de felicidad de una persona. Cada vez estamos más acostumbrados a evitar los “problemas” y tentar ignorar todo lo que nos haga “infelices”, todo debe ser “perfecto”.

En efecto, los exámenes que permiten diagnosticar desde temprano los riesgos de enfermedades en los bebés, incide ampliamente en el número de abortos y en las entregas a adopción de niños especiales.

Puede ser que esta realidad haya movido al doctor que atendió el parto de Louise Johnson, de Telford, en Reino Unido. Al ver que uno de sus mellizos había nacido con síndrome de Down no se le ocurrió otra cosa que preguntarle si quería entregarlo a servicios sociales.

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¿Qué? No es posible, pensó Louise. No es posible que esta sea la primera pregunta que hace un médico: si deseo desechar a uno de mis hijos porque no es perfecto.

Louise cuenta que demoró en encontrar una respuesta para el médico, no porque tuviera dudas sobre tener a su pequeño, sino porque no podía creer semejante atrevimiento, así como la situación cultural e ideológica de fondo.

¡Claro que no! Diría Louise. ¡Este niño es mi hijo,! Desde entonces, Louise, que ya tiene 6 hijos en total, realiza intensas campañas para demostrar a los padres que deben enfrentar esta situación que no tienen nada que temer. Por el contrario.

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En el caso especialísimo de estos mellizos, su relación le ha permitido al bebé con síndrome de  Down aprender a caminar antes de los esperado, así como acelerar otros procesos de aprendizaje, pues la contemporaneidad con su hermano gemelo lo estimula a querer estar al corriente de sus actividades.

Para Louise ha sido una bendición esta situación. Su hijo especial, al igual que cualquiera de sus otros hijos, le brinda miles de alegrías y preocupaciones, pero ¿qué niño no lo hace?

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Los niños especiales solo requieren apoyo, afecto y confianza. Ellos demoran más en aprender, pero aprenden. Sienten y son capaces de experimentar la felicidad como cualquier persona, y quién sabe si mejor. Por eso, este es el mensaje de Louise: No tengan miedo. Reciban a ese pequeño especial.

Por favor, ¡comparte esta historia! Quizá juntos podamos salvarle la vida a una persona, cambiarle el horizonte a alguien que se siente solo y asustado por lo diferente, y este ejemplo seguro que le animará a amar a un niño especial.

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