Steve y Hope Dezember se conocieron hace algunos años, y desde el primer encuentro, sintieron una conexión increíble. las miradas cómplices, los momentos románticos, y el espíritu de aventura los hicieron estrechar tanto sus lazos que, en muy poco tiempo, terminarían comprometiéndose.
Pero desde el mismo día en que se conocieron, Hope notó algo extraño en Steve que le hizo saber que alguna cosa no marchaba bien. En su primer encuentro, Steve dejó caer una botella de vino, pues su mano temblaba mucho. Bien podría tratarse de nervios, y quizá esa sería la explicación que hubiera preferido Hope, pero de ser así, el episodio no se hubiera repetido.
En varios encuentros de la pareja, este tipo de cosas volvieron a suceder. Así que Steve decidió ir al médico. El diagnóstico fue devastador: Steve sufría de esclerosis lateral amiotrófica (enfermedad conocida por sus siglas ELA).
De acuerdo con el National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS) , la ELA “… a veces llamada enfermedad de Lou Gehrig, es una enfermedad neurológica progresiva, invariablemente fatal, que ataca a las células nerviosas (neuronas) encargadas de controlar los músculos voluntarios”.
Entre muchos de sus daños se pueden contar la progresiva pérdida del habla y la movilidad, hasta tal punto que la respiración se hace casi imposible. Por ello, quienes sufren de esta enfermedad suelen recibir un pronóstico de unos 3 años de vida a partir de su manifestación.
Consciente de lo que le pasaba, Steve decidió emprender un hermoso paseo con Hope y contarle lo que estaba sucediendo, para luego liberarla del compromiso de seguir a su lado con este futuro tan poco promisorio. Pero el amor de Hope hacia Steve no tenía límites. Así que no solo no quiso dejarlo, sino que lo convenció de aprovechar el máximo tiempo posible juntos. Se casaron y emprendieron un largo viaje para disfrutar de su amor.
Apenas un año más tarde, Steve ya comenzaría a sufrir las consecuencias de su enfermedad. Primero, perdió el habla, luego perdió gran parte de su masa muscular y, como consecuencia, se comprometió su movilidad.
Hope decidió dejar su trabajo y dedicarse completamente a él. Comprometida con buscar una cura, creó una fundación llamada “Hope for Steve”, a través de la cual recibe donativos para invertir en la curación de Steve y quienes padecen de este terrible mal.
Además, Hope ha apoyado a su marido y no ha permitido que se sienta imposibilitado por su condición. Adquirieron recientemente un sistema computarizado para que Steve pueda comunicarse y movilizarse con su silla de ruedas. Ya que su consciencia sigue en pie, así como su capacidad imaginativa, Steve se ha convertido en un extraordinario pintor, y usa una técnica muy particular: pinta con su silla de ruedas, la cual moviliza a través del sistema computarizado.
El amor de Hope y Steve ha sido el aliento que les ha dado a cada uno la voluntad de seguir luchando cada día. Si eso no es el amor, ¿qué otra cosa puede ser?
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