Muchas personas están preocupadas cuando tienen la necesidad de ir al baño cuando están fuera de casa. A pesar de ser algo muy común para muchas personas, otras personas pueden sentirse muy ansiosas cuando esto ocurre. Es un tipo de crisis de ansiedad que hace que las personas eviten usar baños públicos a toda costa.
El Dr. Frank J. Sileo, psicólogo, autor y orador de Nueva Jersey, cuenta que tiene pacientes que incluso “vuelven a casa solo para ir al baño”. También dice que “algunos pacientes esperan hasta que el baño (sea cual sea) esté completamente vacío hasta que puedan usarlo”. La ciencia puede ayudar a explicar la razón de estas actitudes.
La “ansiedad en el baño” es un término utilizado para describir una serie de cuestiones diferentes relacionadas con el uso de los baños públicos. Para algunas personas, eso significa a penas ser incapaz de hacer caca fuera de casa. Para otras, esto quiere decir que ni siquiera consiguen defecar o orinar fuera de casa, lo que puede convertirse en un problema potencialmente grave para la salud de su cuerpo.
¿De dónde viene esta ansiedad?
El Dr. Frank dice que esta ansiedad proviene de la vergüenza que puede traer el olor y los sonidos que se producen al ir al baño. El miedo o la incapacidad de defecar con otras personas alrededor se llama parcopresis. También tiene vínculos con la ansiedad social generalizada y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastornos mentales en los que las personas realizan repetidamente ciertas rutinas o experimentan ciertos pensamientos.
A pesar de que hay un número desconocido de personas que solo pueden usar el baño de manera segura y privada, la International Paruresis Association estima que cerca de 220 millones de personas en todo el mundo, aproximadamente el 7% de la población mundial, se ven afectadas por la paruresis, la incapacidad para orinar en baños públicos.
El Dr. Simon Knowles, psicólogo clínico, profesor titular de la Universidad Tecnológica de Swinburne en Australia y especialista internacional en “ansiedad por el baño”, relata que se han realizado pocas investigaciones sobre la paruresis desde que se identificó la enfermedad por primera vez en 1954.
A penas unos pocos estudios han examinado más de cerca el uso de los baños públicos. Por ejemplo, el Journal of Personal Social Psychology de mayo de 1976 informó la etiqueta en el urinario masculino. El estudio estadounidense basó a un voluntario para ingresar al baño de hombres y pararse en el orinal junto a un hombre desprevenido que estaba orinando mientras un investigador se escondía en una de las cabinas para examinar las reacciones. El estudio descubrió que cuanto más se acercaba el voluntario a los hombres orinando, más tiempo les llevaba hacer pis.
Otro estudio de 1985 apunta a límites de comportamiento que parecen ser tan necesarios como la seguridad física que ofrece una cabina de baño. Por ejemplo, los amigos que entran al baño a menudo dejan de hablar cuando entran a las cabinas donde están los sanitarios.
No siempre es la proximidad de otras personas lo que induce la ansiedad. Un estudio de 2012 del British Journal of Criminology entrevistó a hombres y mujeres que usaban uno de los 20 baños públicos elegidos en la encuesta. Los hombres aumentaron la ansiedad sobre la agresión física, o por ser observados o atrapados mirando a otros, mientras que las mujeres eran más sociables con los extraños, centrándose principalmente en la limpieza.
La limpieza, o la falta de ella, también es un factor muy importante en relación con el miedo a usar los baños públicos. Incluso para las personas que no suelen experimentan ansiedad general en el baño, un baño público particularmente sucio puede inspirar una preocupación grave específica.
Fuente: How Stuff Works