Cuando nos vamos a dormir, son muchas las veces, sino siempre, en que llevamos un vasito de agua a nuestra mesa de cabecera para tomar al despertar, o incluso, para no tener que ir hasta la cocina si nos levantamos durante la madrugada con sed.
Algunas personas piensan, además, que eso es beneficioso para el organismo, pero investigaciones recientes sugieren todo lo contrario.
En realidad, no es conveniente tomar el agua que queda en nuestra mesita de noche al descubierto hasta el amanecer. ¿Por qué? Muy simple.
Cuando dormimos, nuestro cuerpo produce dióxido de carbono, como consecuencia del proceso de desintoxicación que lleva adelante el cuerpo.
A pesar de lo que creamos, el agua absorbe parte de estos procesos químicos, y en consecuencia, ya no es para nosotros un vaso de agua fresca, sino todo lo contrario: agua viciada que debemos desechar.
El agua es nuestro mejor aliado. Ayuda a hidratar nuestro organismo, hidrata nuestra piel y previene el envejecimiento prematuro, ayuda en los procesos de adelgazamiento, libera toxinas de nuestro cuerpo, etc. Pero el agua no está exenta de contaminarse.
El agua es buena siempre que esté limpia, clara, inolora e insabora, lo que ocurre cuando ella está fresca. Si está en depósito, recibiendo gases, polvo, etc., no nos ayudará mucho.
De ahí que sea fundamental para el organismo que al despertar, nos tomemos el trabajo de ir hasta la cocina y servirnos un buen vaso de agua fresca, la cual será siempre la más limpia que podamos obtener para garantizar los mejores beneficios para nuestro organismo.
Al respecto, vea el siguiente vídeo:
