El agua es fundamental para gozar de una buena salud. En la segunda mitad del siglo XX, de hecho, las fábricas de jugos y refrescos artificiales notaron que las personas comenzaban a tener conciencia de la necesidad de ingerir más cantidad de agua en vez de productos manufacturados, lo que causó un estancamiento en el mercado.
A partir de ese momento, el agua comenzó a ser industrializada, empaquetada y vendida al usuario final en botellas plásticas, con la promesa de que la salubridad del agua estaría garantizada. ¿Pero es realmente así?
Hoy en día, la contaminación ambiental por botellas plásticas de agua alcanza niveles realmente alarmantes. Urgen alternativas ecológicas por nuestro bienestar y el de las generaciones futuras. Pero las empresas nada dicen de esto.
¿Qué pasa realmente detrás de la industrialización del agua? ¿Qué cosas nos esconden las envasadoras de agua? En este artículo, pondremos al descubierto al menos 4 cosas que las envasadoras no quieren que sepa.
Lo que se esconde detrás del agua embotellada
El agua envasada de manantial no proviene del manantial
Para vender el agua embotellada, los publicistas usan la idea de que esta proviene de fuentes limpias y cristalinas. Por eso, las etiquetas siempre refieren parajes naturales, montañas, sonrientes riachuelos, etc. Pero mienten. Sí. Mienten. El agua proviene de las mismas tuberías de las que usted toma la suya. ¿Qué le parece? No quiere decir que no sea potable, pero es un agua tratada químicamente y distribuida por los mismos servicios de agua que llegan a su casa.
Las aguas saborizadas saludables no son tan saludables
El mercado joven y deportista pide aguas saborizadas, que garanticen su salud y peso ideal. Pero no todas las que ofrece el mercado lo son. Lea la etiqueta. Algunas aguas saborizadas o bebidas energizantes contienen azúcar de la misma manera que jugos o refrescos.
Las botellas son tóxicas
Muchos no lo saben, pero hoy en días las autoridades obligan a las empresas a clasificar los plásticos según su grado de toxicidad. Sin embargo, no existe educación al consumidor, pues el conocimiento de este peligro levantaría sospechas, como es evidente.
La realidad es que los envases que tienen la inscripción “1″ (PET o PETE) solo se pueden usar una vez y deben desecharse de inmediato, ya que al calentarse emanan sustancias tóxicas que contaminan el agua.
Los envases que marcan las inscripciones “3” y “7” emanan sustancias tóxicas que penetran en los alimentos, por lo que no deben ser escogidos nunca.
Los únicos adecuados para el consumo y reutilización son los número “2” y “4” (PVC y PC) de polietileno, así como el “5” (PP), de polipolietileno. Pero igualmente deben ser desinfectados con regularidad.
Las tapas de las botellas almacenan gérmenes
Puede ser que usted use su propia botella siempre, pero eso no le garantiza que esté libre de gérmenes. Usted debe lavar y desinfectar la tapa de la botella constantemente para evitar la proliferación de bacterias. Si no puede, prefiera el uso de pajillas o pitillos.
Un problema de conciencia
Como ve, no es un asunto fácil. Las botellas son contaminantes por su número, algunas son tóxicas por sus materiales y a veces, aunque quisiéramos colaborar con el ambiente reutilizando, pues podemos ponernos en riesgo. Quizá podamos retomar algunos viejos hábitos, tales como servir agua potable en la mesa de los comensales en restaurantes, sin que estos tengan que pedirla. Quizá debamos pedir mayor vigilancia a las autoridades. Lo cierto es que el agua embotellada ha resultado un negocio escabroso.
En este vídeo, usted se sorprenderá al ver qué otras cosas se esconden tras la industria del agua embotellada. No por nada es viral. ¡Comparta con sus amigos! Es tiempo de hacer consciencia, por nosotros y por nuestro ambiente:
