Hay cosas que ocurren en la vida que parecen ser parte de una trama elaborada, de aquellas hechas para hacer el guión de una obra y captar a la audiencia. ¿Cuántos reencuentros entre perros con sus dueños ya has visto? ¡Porque esta historia realmente es de verdad! Ella adopta un perro anciano y descubre que él ya había sido suyo en la infancia sin saberlo. Todo ocurrió después de ver una publicación de Facebook.
A veces, las cosas ocurren de una manera que no esperas, teniendo que tomar decisiones realmente difíciles. Esto es cierto para algunas familias que aman a sus mascotas, pero no pueden cuidarlas de la mejor manera. Por eso, terminan pasando la guardia a alguien en quien confían o dejando en alguna institución.
Y eso es exactamente lo que le sucedió a la familia de Nicole Grimes, que vive en Pennsylvania, EE. UU. Cuando era pequeña, tuvo que dejar atrás a su pareja, pero finalmente la encontró años después, en una adopción que hizo por internet.
Al adoptar a una perra anciana, se llevo una increíble sorpresa
Cuando vivía con sus padres, Nicole siempre les pedía un cachorro. Hasta que un día su abuela vino a buscarla a la escuela. En su regazo había una hermosa bola de piel con un gran lazo rosa. Las cosas de la abuela. Fue amor a primera vista y fueron inseparables durante 4 años. Pero la vida tomó un camino que no se esperaban.
Su padre consiguió un trabajo en otra ciudad, y el lugar donde iban a vivir no aceptaba mascotas. Con el corazón roto, dejaron al perro Chloe en una institución llamada Washington Humane Society. Viajaron hacia una nueva vida, pero la añoranza de su amigo nunca la abandonó.
Cuando era adulta, ella ya estaba casada y con sus propios hijos, pero nunca había pensado en tener un cachorro nuevamente. Hasta que un día vio una publicación de un amigo en Facebook, preguntando si alguien podía adoptar una perrita anciana, que había estado con ella durante dos años. Antes de eso, ella hacía compañía a una anciana que falleció.
Inmediatamente, Nicole entró en contacto con su amiga y le dijo que se quedaba con la perrita anciana. Lo que llamó aún más su atención fue el nombre de la pequeña, Chloe. Era de la misma raza que su cachorro, pero con el pelo gris y ya no negro, como la suya. ¿Sería la misma perra que ella había tenido años atrás?
Su amiga le preguntó al sobrino de la anciana que cuidaba a Chloe, de dónde había sacado el perro. Él le dijo que hace unos años llevó a su tía a Humane Society de Washington y que ella estaba encantada con la perrita, y que había manteniendo su nombre. Fue entonces cuando adoptó a su compañera, la cual tuvo un hogar amoroso hasta no reencontrarse con Nicole.
Para tener la certeza, la madre de Nicole llamó a la institución, que había registrado el chip del perro, tomando el número para verificar. Cuando Nicole la llevó al veterinario, vio que era el mismo número, lo que demuestra que era su Chloe. Un momento emocionante, que la familia cree que cuenta con la participación de la abuela de la mujer, presente en las oraciones de los últimos tiempos.
