Una adolescente de 17 años tuvo una adopción tardía, la cual fue un rayo de luz en su vida. Estaba a punto de alcanzar la mayoría de edad cuando fue adoptada. Después de mucha emoción y aprendizaje, ella se siente más feliz y agradecida todos los días por tener una madre que la ama y por la que daría su vida.
Adopción tardía
Imagina vivir en un orfanato toda la vida y, cuando cumples 18 años, tener que irte. ¿A dónde vas? Sin trabajo, familia o amigos que puedan apoyarte, muchos jóvenes terminan en la calle, ya sea como mendigos o incluso cometiendo crímenes. Ciertamente hay excepciones, pero, por desgracia, esta es la realidad de muchos jóvenes brasileños.
Según un reportaje del periódico Estadão, muchos de estos jóvenes, que son obligados a abandonar el centro de acogida a la edad de 18 años, no tienen un buen futuro. Hay casos en que la única posesión del joven es una manta, viviendo en las calles de limosnas. Otros están tratando desesperadamente de obtener uno de las 30 vacantes de refugios, que no son suficientes para todos.
Y fue antes de tal escenario que Eliana estaba: aterrorizada sin saber lo que podía ocurrir, pero ella decidió pedir ayuda. Michele era una ayudante del orfanato de Eliana desde los 27 años de edad, localizado en Salvador, Brasil, y se conocían desde que la adolescente tenía a penas 12 años. Michele está viviendo en la actualidad en Nueva York, Estados Unidos, pero eso no le ha impedido ayudar a la joven.
Eliana se puso en contacto y le explicó la situación, pidiéndole cualquier tipo de ayuda. Lo que no esperaba era ganar una madre, no solo con el acogimiento, sino también con mucho amor y aprendizaje. Michele le dijo que no se preocupara, que resolvería su situación. Y eso es exactamente lo que hizo.
Proceso de adaptación
Fue entonces cuando Michelle abrió una empresa en Brasil, solo para poder probar vínculos e ingresos, y así poder adoptar a Eliana. También se organizó para dar la bienvenida a la joven en su casa en Salvador, que no estaba siendo utilizada. Y así fue como comenzó la vida de madre e hija, en medio de muchas lágrimas y gratitud.
Al principio no fue fácil para ambos. El novio de Michele no estaba a favor y ellos acabaron la relación. Muchas otras personas también trataron de interferir en el proceso, en contra de la adopción tardía. Y de repente, ambas estaban aprendiendo a ser madre e hija, en plena adolescencia.
Atravesaron muchas barreras, pero siempre juntas. Se reían y lloraban mucho juntas, lo que fortaleció la amistad y el amor entre madre e hija. En la actualidad son inseparables y Eliana siempre envía hermosas declaraciones a Michele. Una hermosa historia de superación de prejuicios y otras dificultades, que muestra que no hay límites para el corazón de una madre.