Amber Rachdi tenía la corta edad de 24 años cuando alcanzó el alarmante peso de 298 kilos. Su cuerpo estaba totalmente desfigurado, su piel, estirada a más no poder. La compulsión por la comida había destruido su vida, y la había convertido en una de las jóvenes más obesas del planeta.
La depresión y la insatisfacción ante su propia vida serían algunos de los elementos que la inducirían a la ingesta descontrolada de alimentos.
Esta hermosa chica ya era dependiente de sus padres a causa de su volumen, con quienes tuvo que volver para que le ayudaran a realizar muchas de sus tareas cotidianas. Por ejemplo, no podía bañarse sola. Requería además de un cepillo que alcanzara los pliegues debajo de la piel para poder limpiarse realmente.
Su novio, preocupado por esta realidad, le animaría a superar su problema. Como es evidente, hasta la intimidad se había vuelto un problema, y el sexo era imposible.
Poco a poco, Amber fue tomando conciencia y, finalmente, decidió postularse para el programa de TV “My 600lb Life” (que se traduce como “Mi vida de 300 kilos”). En este programa, para el que calificó, Amber recibió la ayuda que necesitaba para comenzar a controlar su enfermedad.
Quería operarse, pero para hacerlo debía adelgazar unos kilos primero, pues su peso la hacía un paciente altamente riesgoso. Se mudó a Texas para controlarse de la mejor manera posible con su médico.
Al salir de la operación de Bypass gástrico, Amber ya había experimentado el compromiso con un cambio de estilo de vida, así que impulsada por el resultado de la operación, continuó con una dieta balanceada y una rutina de ejercicios.
Todos esos factores contribuyeron a que en su primer año Amber llegara a bajar unos 65 kilos, lo cual está dentro del promedio de adelgazamiento de las mujeres, cuyo proceso es más lento que el de los hombres.
Después del bypass, otro problema aparecería: la piel sobrante. Cuando hay casos de obesidad mórbida, la piel sobrante se vuelve un problema grave, que requiere, obligatoriamente, de intervención quirúrgica. Su médico, el doctor Nowzaradan, la acompañó también en este proceso.
Además de contar con la presencia de su doctor, Amber se atiende periódicamente con un terapista que le ayuda a manejar la depresión y la compulsión por la comida, aunque de cierto, ella ahora está feliz, y tiene razones para estarlo.
¿A qué se debe la compulsión por comer? Pues no deje de ver el siguiente documental y comparta con nosotros su opinión:
