Muchas personas, cuando se vuelven adultas, olvidan cómo veían el mundo en su infancia. La perspectiva del mundo de los más pequeños es muy diferente a cómo los adultos perciben lo que les rodea.
Desde la perspectiva de los niños, están en un lugar lleno de novedades, donde todo es muy grande y necesitan ayuda y orientación para hacer las cosas.
Entonces, si no tienen la atención necesaria, se sentirán perdidos y solos, es decir, como si no fueran amados. ¿Estás cometiendo estos errores con tus hijos?
1. No mirar a los ojos
El contacto visual durante la comunicación es muy importante, no solo en la infancia, sino de por vida. Mirar a los ojos de alguien que te está hablando es una señal de que estás prestando atención a lo que dice la persona. Y eso es respeto.
Si no te agachas a la altura del niño y lo miras a los ojos para comunicarte, ya sea para hablarle o para escucharlo, no creará una conexión afectiva contigo en ese momento. Es una oportunidad que se pierde para alimentar el amor y el respeto entre vosotros.
2. No mantener contacto físico
Desde que nacen los bebés, necesitan sentirse seguros para desarrollarse mejor, y esto sigue durante toda la vida.
El ser humano necesita el contacto físico con las personas que ama, y cuanto más sucede, más fuerte se vuelve la relación.
Abrazos, besos, regazos, cosquillas, cualquier contacto físico que sea respetuoso y cariñoso es importante para que tu hijo se sienta más seguro y amado por ti.
3. Interrumpir al niño cuando habla
Interrumpir el discurso de los demás es un hábito que muchas personas tienen y ni siquiera se dan cuenta, porque fueron criados de esta forma. Pero lo cierto es que a nadie le gusta que lo interrumpan mientras habla, ni siquiera a los niños.
Los adultos que interrumpen a los niños en sus discursos les hacen sentir que lo que tienen que decir no es importante. La repetición de esta actitud crea una persona introvertida y con baja autoestima, a quien no le gusta dar su opinión porque nunca ha sido valorada, en ese sentido.
4. Usar el móvil todo el tiempo
¿No es molesto cuando quieres comunicarte con alguien en persona, pero la persona no quita los ojos del teléfono móvil? Entonces, ¿por qué hacer que tu hijo se sienta así rechazado?
El niño necesita atención constante, quiere que el adulto mire lo que está haciendo, le dé su opinión, lo elogie o le enseñe algo nuevo. Puede que no lo notes, pero su mundo eres tú. Es por ello que siempre quiere llamar tu atención y ganar o tener tu aprobación.
Este es tu papel en su vida. Por lo tanto, hazlo mientras haya tiempo, antes de que este crezca y se convierta en un adulto que rechaza a sus propios padres, prefiriendo ver la vida de otras personas en su teléfono celular. Cuando se trata de una situación laboral, simplemente explícaselo al pequeño para que lo entienda, y que sepa que no es una cosa habitual.
5. Falta de sonrisas
Recibir una sonrisa real es tan poderoso que puede mejorar el día de alguien. Incluso cuando no tengas nada que decirle a tu hijo, sonríele, mirándolo a los ojos.
Tu sonrisa crea una inmensa conexión con tu hijo, haciéndolo sentir más amado. Además, le estás dando ejemplo al animarlo a que también sea una persona sonriente.
6. Falta de disciplina
Los niños necesitan disciplina para ser guiados y sentirse parte del grupo familiar. La disciplina consiste en poner reglas de buena convivencia a seguir por todos en casa, y delegar tareas para que el niño participe en las actividades y cree una rutina para su vida.
Cuando no hay disciplina, el niño se siente impotente, como si nadie en esa casa se preocupara por él y como si no fuera efectivamente parte de esa familia. Recuerda que la disciplina no significa regaños, golpes y castigos.
7. No prestar atención a los gustos o preferencias del niño
Todos se sienten más amados cuando son valorados. Es genial cuando la persona que te gusta demuestra que conoce tus gustos y te hace un capricho, aunque sea una cosa muy sencilla, como hacer una torta que le guste o leer un contenido que le interese y compartirlo.
Mostrar interés en los gustos de tu hijo es mostrar amor por él. Esto consiste en dejar claro que lo conoces y que te preocupas por quién es y qué hace. Preparar su comida favorita, saber qué ropa y qué juguetes le gustan más, conocer los nombres de sus amigos, los dibujos, en fin, estar realmente presente. Alimenta el amor para crear a un ser humano amable.