Tal vez el camino hacia la sanación comienza con dos simples palabras: “¿estás bien?” Así fue como Meghan Markle empezó a su relato en el New York Times, el cual está haciendo llorar a muchas personas. En él, la duquesa de Sussex habla sobre la pérdida de su bebé y cómo el aborto espontáneo sigue siendo un tabú, mucho más de lo que debería ser.
El aborto espontáneo de Meghan
Llegó sin avisar, sin ninguna pista de que algo estaba mal. Era una mañana normal y Meghan ya se había hecho el café, había tomado vitaminas y alimentado a los perros. Además, encontró un calcetín perdido y una tiza debajo de la mesa. Como de costumbre, se ató el pelo y fue a recoger a su hijo de la cuna.
Meghan le cambió el pañal al bebé, y fue entonces cuando sintió el primer dolor en la pierna. Era insoportable y lo máximo que consiguió hacer fue agacharse, abrazar a su hijo con fuerza y cantar una canción de cuna. En ese momento supo que estaba perdiendo a su segundo hijo, un dolor insoportable, que ni siquiera se le desea al peor enemigo.
La reacción del príncipe Harry
Megan cuenta cómo fue estar con su Harry en el hospital, mientras perdía al bebé: “Estaba acostada en una cama de hospital, sosteniendo la mano de mi esposo. Sentí la humedad de su palma y besé sus dedos, mojados por nuestras lágrimas. (…) Vi su corazón romperse mientras trataba de sostener los pedazos del mío y me di cuenta de que la única forma de comenzar a sanar es primero preguntar: ‘¿Estás bien?'”
Ese mismo día descubrieron que, por cada 100 mujeres, unas 20 perderían a sus bebés. Y, lo peor es que, ellos seguirían un luto solitario, por el tabú creado sobre el tema. Es un dolor que muchos viven, pero pocos hablan de ello. Y fue por esta razón, y para comenzar su proceso de sanación, que decidió hablar sobre su dolor y pérdida.
La pérdida lleva a reflexiones importantes, como la gratitud. Meghan habló sobre el Día de Acción de Gracias, cuando cada persona debe buscar, incluso en este momento de la humanidad, un motivo para estar agradecido. Y aún más, preguntar al prójimo: “¿Estás bien?”. Esto es fundamental porque, “toda esta polarización, junto con el aislamiento social necesario para combatir esta pandemia, nos hizo sentir más solos que nunca”.
Y ella concluye diciendo: “los rostros están ocultos por máscaras, pero esto nos obliga a mirarnos a los ojos, a veces llenos de calor, otras veces con lágrimas. Por primera vez en mucho tiempo, como seres humanos, realmente nos estamos viendo. ¿Estamos bien? Nos quedamos”. Que todas las pérdidas en 2020, desde Floyds hasta Taylors, sean lecciones de dolor y esperanza, con una mirada más humana y gregaria.
Fuente: New York Times